Luego de mencionar el cinturón de la verdad, la coraza de justicia, el calzado con la disposición de proclamar el evangelio de la paz, y el escudo de la FE, Pablo nos presenta los siguientes elementos de la armadura — ”Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.“ Efesios 6:17
Lo más importante para lo ultimo, ¿no?... Me parece interesante que estos sean los últimos dos elementos que Pablo menciona y que a mi entender son los más importantes. EL CASCO DE LA SALVACIÓN — El centro de comando del cuerpo humano, el cerebro, se encuentra en la cabeza, y para proteger la misma se utiliza el casco. Ahora, lo importante no es protegerme solamente, sino cómo lo hago y con qué lo hago.
La salvación es la meta del plan de Salvación que Dios ha escrito para la humanidad. Cuando estudiamos la narrativa Bíblica, vemos como desde el Eden ya Dios había trazado un plan para que tu y yo alcanzaramos salvación. Jesús mismo lo expresa perfectamente en uno de los textos más famosos de la Biblia — “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.” Juan 3:16-17
Es con esta verdad que Pablo puede escribir en Efesios 2 la base teórica de lo que luego pasa a ser la práctica de ponerme el casco de la salvación — nosotros que antes estabamos separados de Dios ahora podemos estar cerca por medio de Cristo. La salvación no se puede olvidar. La salvación no es un evento de un día, es una decisión diaria que tomamos; vivir como hijos de Dios, salvos por la gracia que se manifiesta en Cristo. Ese es el casco del que habla Pablo, el tener presente en mi memoria quién es mi Salvador y mi protector. Entonces la pregunta que le sigue a eso es, ¿Cómo mantengo viva esa memoria y cómo combato esa amnesia que provoca la carne y las tentaciones que se me presentan? Para eso está la espada, que es la palabra de Dios.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra.” 2 Timoteo 3:16
La espada de la que habla Pablo en la carta de Efesios es esa de doble filo que penetra a lo más profundo del ser y llega a la médula de los huesos. Es la Palabra de Dios la que transforma mi pensar y me hace ver la vida como Dios quiere que yo la vea. Si lleno mis pensamientos de cosas del mundo, me voy a comportar como alguien del mundo y cuando llegue la prueba no voy a tener con qué defenderme espiritualmente hablando. Pero si lleno mis pensamientos con la palabra de Dios, primeramente me voy a comportar como un hijo de Dios, voy a tener los pensamientos alineados a los pensamientos de Dios y voy a tener con qué defenderme en los momentos de tentaciones y pruebas que lanze el mundo y mi carne. ¿Con qué venció Jesús las tentaciones en el desierto? Con la Palabra de Dios. Esa es nuestra espada.