”Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.“ Efesios 6:12
Estoy seguro que cuando escuchamos la palabras palabras vestidura y armadura, pensamos en piezas de ropa que podemos ver y tocar, pero ¿te diste cuenta de que las preguntas que hice cuando comenzamos nada tienen que ver con personas, objetos ni piezas como tal? Cuando pensamos y vamos a la raíz de nuestras luchas, en la mayor parte de las ocasiones notamos de que son luchas internas que necesitan ser trabajadas en nuestra mente y corazón. Pablo conocía esta verdad de primera mano al enfrentarse ante tantas pruebas en el camino mientras predicaba el Evangelio de Jesús. De hecho, él mismo se describe como “embajador en cadenas” al cerrar la carta de Efesios, pues se encontraba físicamente limitado por el encierro en el que estaba. Pero esa realidad física no detuvo su verdad espiritual. Pablo se encontraba físicamente en cadenas por el imperio romano, pero espiritualmente libre por el poder de Jesucristo. Es por eso que puede escribir con seguridad lo que leímos en el verso 12 del capítulo 6; nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra fuerzas espirituales malignas que se encuentran en las regiones celestes.
La lucha que enfrentamos día tras día no se ve, pero se siente, se percibe y se experimenta en nuestro interior. Estas autoridades tuvieron poder sobre nosotros cuando estabamos lejos de Dios. Nuestra vida era un caos antes de encontrarnos con el Principe de Paz. Nos encontrabamos presos en la oscuridad de nuestras mentes y las mentiras que el mundo nos presenta antes de conocer a nuestro libertador y Luz del mundo. Todos vivimos de esta forma antes de conocer a Jesus, y la Buena Noticia es que Él vino a vencer todo lo que en una ocasión nos oprimía. Dice Efesios 1:22 que “Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo”. Esto por el poder de Su muerte y resurrección.