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La Palabra de Dios Nos Santifica, Aparta, y Purifica

April 21, 2020 • Teresa Garcia

Santificado por la Palabra de Dios.

El Señor Jesús nos dice en Juan 17:16-19 que tenemos una santificación práctica progresiva de nuestra vida presente al aplicar la verdad de la Palabra de Dios. La Palabra "santificar" en el verso diecisiete significa "consagrar, o apartar" El Espíritu Santo usa la Palabra para hacer su trabajo dentro del ya convertido. Distingamos entre la santificación por el Espíritu Santo dentro de nosotras al inicio del trabajo de Dios por la salvación en nuestras almas, y la aplicación de la Palabra de Dios en la vida del cristiano. Estamos en la necesidad de la diaria santificación por la verdad de la Palabra de Dios. Este en un trabajo progresivo que estará en nuestras vidas hasta que seamos presentados perfectos en Cristo. La santificación no es la erradicación de nuestra naturaleza pecaminosa, o del "viejo hombre" en una experiencia de una vez por todas. Sin embargo, Dios toma su Palabra, no especulación u opinión humana, y nos aparta del mundo para si mismo. Somos apartados para uso especial de Dios. Por lo tanto, nuestros valores, metas y comportamientos son distintos de los del mundo.

La Palabra de Dios nos santifica al nosotros estudiar, meditar, memorizar y aplicar su verdad a nuestra vida cotidiana. El Espíritu Santo la utiliza para hacernos conscientes del pecado, confesarlo y arrepentirnos. El toma la Palabra y revela la perfecta voluntad de Dios para nuestras vidas. Crecemos en su gracia a través del conocimiento, Jesús oró a su Padre, " y por ellos yo me santifico a si mismo, para también ellos sean santificados en la verdad, "santifícalos en tu verdad; Tu Palabra es la verdad" (Juan 17:17). Al escuchar la Palabra, comprendemos la verdad y la obedecemos. Esto cambia nuestros valores, nuestro estilo de vida, y un cambio de comportamiento se lleva a cabo, somos cambiadas en nuestra práctica cotidiana.

Al apropiarnos diariamente de la Palabra de Dios somos santificados por ella. Somos apartados para Dios y cambiadas en la manera que vivimos para que traigamos honor y gloria al Padre. A medida que obedecemos diariamente la Palabra de Dios las impurezas son lavadas de nuestras vidas. El Señor Jesús limpia y santifica a su iglesia. En la medida que nos dispongamos amada hermana a la disposición del Espíritu Santo somos cambiadas y El controla nuestro corazón para hacer así desplazar al pecado y reemplazarlo en su lugar por la justicia de Dios. La sangre de Cristo nos limpia de todo pecado. El propósito de Dios es que vivamos vidas separadas de impurezas de mente y cuerpo. Tienes amada hermana necesidad de la Palabra de Dios? Permite que Espíritu Santo te capacite para caminar en santidad en la medida que tu escudriñas la sagradas Escrituras y obedeces a su palabra.