Juan 6:4–7
(Era casi tiempo para la celebración de la Pascua judía.) Pronto Jesús vio una gran multitud de personas que venían a buscarlo. Volviéndose a Felipe, le preguntó: “¿Dónde podemos comprar pan para alimentar a toda esta gente?” Él estaba poniendo a prueba a Felipe, pues ya sabía lo que iba a hacer.
Felipe respondió: “Incluso si trabajáramos durante meses, no tendríamos suficiente dinero para alimentarlos”.
La Pascua estaba típicamente asociada con la celebración y el banquete (Levítico 23:5-6). El hecho de que tantos eligieran seguir a Jesús en lugar de viajar a Jerusalén u otra ciudad importante para celebrar la Pascua fue otro testimonio de la popularidad de Jesús. Sin embargo, estar en una montaña remota no era propicio para preparar una gran comida. Incluso si hubiera habido un lugar para comprar comida, los discípulos reconocieron que “doscientos denarios”—más de medio año de salario para un trabajador promedio—no eran suficientes para comprar suficiente comida para todos.
Una joven se mudó recientemente a una gran ciudad esperando un nuevo comienzo. Dios la llevó a una iglesia Apostólica Pentecostal. Allí recibió el don del Espíritu Santo y comenzó a experimentar cómo Dios sanaba las cicatrices de su pasado.
Cuando su coche se averió y no tenía fondos para repararlo, dependió del transporte público para ir al trabajo. Desafortunadamente, no podía tomar el transporte público para ir a la iglesia y no podía permitirse un Uber. Estaba desconsolada y clamó a Jesús para que proveyera una forma porque deseaba estar en la iglesia.
El siguiente domingo recibió una notificación de que dinero fue añadido a su Apple Pay de una cuenta anónima. Era la cantidad exacta que necesitaba para pagar un Uber. Dinero milagroso apareció cada domingo hasta que su coche fue reparado.
Si necesitas provisión en tu vida, recuerda que Jesús todavía provee.
Eso concluye nuestro devocional para hoy. Terminemos con una palabra de oración.
PALABRA DE ORACIÓN
Señor Jesús, al reflexionar sobre la historia de la alimentación de los cinco mil y el testimonio de la joven mujer, estoy profundamente conmovido por Tu milagrosa provisión y Tu cuidado por cada una de nuestras necesidades. Confieso que a menudo Te limito con mi estrecha perspectiva, enfocándome en mi carencia en lugar de en Tu abundancia.
Ayúdame, Señor, a confiar en Tu provisión, a creer que Tú eres más que capaz de satisfacer mis necesidades de maneras que no puedo imaginar. Abre mis ojos para ver más allá de mis recursos y mi comprensión, y para tener fe en Tu poder y gracia ilimitados.
Enséñame a acudir a Ti con mis necesidades, grandes y pequeñas, sabiendo que nada es demasiado difícil para Ti. Ya sea alimentar a una multitud, una necesidad de sanación o una carga financiera, déjame recordar siempre que Tú eres Jehová Jireh, mi Proveedor.
En momentos de duda o preocupación, recuérdame Tu fidelidad y Tu amor interminable. Que mi vida sea un testimonio de Tu provisión y un testigo de Tu poder milagroso, atrayendo a otros a Tu presencia donde hay plenitud de gozo y paz.
En el nombre de Jesús, amén.