El Hijo de Dios que venía a traer paz a este mundo por Luis y Flor Retamal, pastores Chicago, Illinois.
Lucas 2:13-14 Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad
Los pastores cuidaban su rebaño cuando se les concedió el privilegio de oír el mensaje de los ángeles que proclamaban el nacimiento de Jesús el Hijo de Dios, que venía a traer paz a este mundo. Las profecías del Antiguo testamento, referentes a este Príncipe de Paz que tendría que venir a salvar a la humanidad, se estaban cumpliendo. Jesús había nacido en Belén para todos, sin distinción de raza, lengua o nación.
Bendito sea el Señor porque el mensaje no era solamente para los pastores, sino, para todos aquellos que permitieran que Jesús naciera también en sus corazones.
Damos gracias a Dios como matrimonio, porque podemos contarnos entre “el pueblo que estaba en tinieblas y que vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos”. Este pasaje en Isaías 9:2, es literalmente lo que significa para nosotros ser testigos de recibir la luz bendita del evangelio de paz.
Cristo trajo salvación para nuestras almas, luz para iluminar la oscuridad en que nos encontrábamos, y la paz a nuestras vidas cuando más la necesitábamos.
Si, la misericordia de Dios nos alcanzó y la promesa de paz se hizo real en nosotros.
“Señor Jesús te pedimos que, así como has trabajado en nuestras vidas llenándonos de paz y esperanza, así también permitas que muchos abran sus corazones para que Tu también nazcas en sus vidas”. Amén.