A los levitas les fueron entregadas diferentes ciudades y no un territorio completo como a las demás tribus. Ellos no tendrían una heredad porque Dios mismo era su heredad. Le pertenecían a Dios para servir en el tabernáculo, pero también Dios le pertenecía a ellos. En esta enseñanza veremos como el creyente es como un sacerdote y un levita que vive para servir a Dios.
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Todo creyente es un sacerdote y es un levita
Josué 21
February 1, 2015 • Fermín IV