Llegamos el final de nuestra serie “Jesús en Casa”
i. Hemos hablado de las familias disfuncionales y el llamado a ordenar nuestra
casa
ii. Hablamos de la necesidad de aprender a enfrentar conflictos y sanar
relaciones entre las familias
iii. Hablamos del poder de nuestro ejemplo, nuestro testimonio, y cómo
las cosas buenas se aprenden en casa
iv. La semana pasada dijimos que, Jesús en casa, no es solo lo que él
hace en nosotros y nuestras dinámicas (y hablamos de las dinámicas de
esposos, esposas, padres e hijos), sino lo que una familia hace para exaltar
el nombre de Jesús
b. Ahora, al terminar esta serie, yo tengo una pregunta, ¿está Jesús en tu casa? ¿Has
abierto la puerta para que él pase adelante? ¿Te has rendido, personalmente y
familiarmente, al señorío de Jesús?