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Lectura cap 4 "La fuerza de amar" Martin Luther King

Juan Carlos Parra

CAPITULO 4- La fuerza de amar (M. L. K.)

El amor en acción
Entonces Jesús dijo: Padre, perdónalos,
porque no saben lo que hacen 
Lc 23,34.

La grandeza de espíritu de Jesús ha sido descrita pocas veces en el Nuevo Testamento con tanta claridad y solemnidad como en las palabras pronunciadas desde la cruz: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen .
Es la cúspide del amor...

La luz ha venido al mundo. Una voz que grita a través de los siglos invita a los hombres a caminar hacia la luz. La vida terrestre se convertirá en una trágica elegía cósmica si el hombre no escucha esta voz. Y el juicio consiste, dice Juan,  en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz.
Jesús no se equivocaba respecto a los hombres que lo crucificaron. No sabían lo que hacían. Padecían una terrible ceguera.
Siempre que miro la cruz, me acuerdo de la grandeza de Dios y del poder redentor de Jesucristo. Me viene a la memoria la belleza del amor en el sacrificio y la majestad del servicio indefectible a la verdad. Y me obliga a decir con
John Bowring:
Me glorifico en la Cruz de Cristo,
dominando las ruinas del tiempo;
toda la luz de la historia sagrada
rodea su hecho sublime.

Pero, de una u otra forma, nunca consigo apartar los ojos de
la cruz sin comprender también que simboliza una extra a mezcla de grandeza y pequeñez, de bien y de mal. Cuando miro esta cruz, pienso no solo en el poder iluminado de Dios, sino también en la sórdida debilidad del hombre.
Pienso en el estallido de la debilidad, pero también en el peso de la humanidad. Pienso en Cristo y en su perfección, y en el hombre en su abyección.

Lectura Cap 10 "La fuerza de amar" Martin Luther King

Lectura Cap 9 "La fuerza de amar" Martin Luther King

La fuerza de amar (M.L.K.) Las tres dimensiones de una vida completa “Siendo iguales su longitud, su latitud y su altura”. (Apocalipsis21:16). Esta nueva ciudad de Dios no sería una entidad desequilibrada con virtudes preciosas a un lado y al otro vicios abyectos; sería completa en todas sus dimensiones. Toda vida completa tiene las tres dimensiones sugeridas en el texto: longitud, latitud y altura. La longitud de la vida es el impulso interior para alcanzar los fines y ambiciones personales de cada uno. La latitud de la vida es la preocupación exterior por el bienestar de los demás. La altura de la vida es la aspiración ascendente hacia Dios. La vida, en su mejor momento forma un triángulo equilátero. En un ángulo se sitúa la persona individual. En el otro ángulo están las demás personas. En el vértice se encuentra la Persona Infinita, Dios. Sin el desarrollo necesario de cada una de la partes del triángulo, ninguna vida puede considerarse completa.

Lectura Cap 1 "La fuerza de amar" Martin Luther King

CapÍtulo 1 - La fuerza de amar (M. L. K.) Fuertes de Espíritu, tiernos de corazón Sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas. Mt 10,16. Un filósofo francés decía: «Un hombre no es fuerte si no lleva impresa en su espíritu una antítesis». El hombre fuerte baraja en su conjunto vital unas contradicciones muy acusadas. No es frecuente que los hombres lleguen a equilibrar estas contradicciones. Por regla general, los idealistas no suelen ser realistas, y los realistas no son idealistas; los militantes no suelen conocerse como pasivos, ni los pasivos ser militantes. Rara vez los humildes están seguros de sí mismos, y los que están seguros de sí mismos no son humildes. Sin embargo, la vida, en el mejor de los casos, es una síntesis creadora de contradicciones en fructífera armonía. El filósofo Hegel decía que la verdad no se encuentra ni en las tesis ni en las antítesis, sino en una síntesis, producto de ambas y que las concilia. Jesús conoció la necesidad de refundir las contradicciones. Sabía que sus discípulos tendrían que enfrentarse a un mundo difícil y hostil, donde tropezarían con los recalcitrantes funcionarios políticos y la intransigencia de los protectores del orden establecido. Sabía que encontrarían hombres fríos y arrogantes, con el corazón endurecido por el largo invierno del tradicionalismo. Por eso les dijo: «Mirad que os envío cual ovejas en medio de lobos». Y les dio una consigna de acción: «Sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas». Resulta difícil imaginar que una persona tenga simultáneamente las características de la serpiente y de la paloma, pero esto es lo que espera Jesús. Debemos combinar la dureza de la serpiente con la blandura de la paloma: fuertes de espíritu, pero tiernos de corazón.