“Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, y en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, mas para vosotros de salvación; y esto de Dios”.

Filipenses 1:27-28

Charles Spurgeon dijo: "la vida de un hombre es siempre más forzosa que su discurso. Cuando los hombres hacen un inventario de si mismos, ellos cuentan sus obras en dólares y sus palabras en centavos. "No hay sustituto para un testimonio evangélico que va acompañado de una vida evangélica. Cuando dejamos de vivir como deberíamos, perdemos lo que está destinado a ser uno de los pilares de nuestro testimonio.

Pablo instruyó a la iglesia de Filipos a vivir de una manera que se estaba convirtiendo al Evangelio. Nuestro estilo de vida debe adornar el Evangelio que compartimos con los demás. Por ejemplo, qué ridículo habría sido si, cuando los pastores fueron a visitar a Cristo en el pesebre, María y José se estuvieran quejando fuertemente del trato injusto que habían recibido; tener que traer a Jesús al mundo en un establo. ¡Probablemente no había mucha adoración esa noche!

Aun así, todo lo relacionado con nuestra vida; nuestra expresión, nuestra conducta, nuestros hábitos, nuestras respuestas, nuestras relaciones, todo o da crédito ó desacredita nuestro mensaje. Si nuestras vidas no reflejan que nuestra fe es real para aquellos que conocemos, es probable que no estén interesados en escuchar ningún mensaje que les demos.

El mensaje central de la Navidad es que Jesús vino a salvarnos de nuestros pecados. Y Cristo nos ha encargado, a Su pueblo, para compartir activamente el mensaje. Sin embargo, si nuestras vidas no son lo que deberían ser, no será eficaz para ganar almas para el Señor.

Principio de hoy para permanecer Arraigados: Viva de tal manera que su conducta concuerde y fortalezca su testimonio a los demás.