“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

Mateo 18:21-22

Dios no tiene en mente a sus hijos mezclándose con todo lo que les rodea. Estamos destinados a destacarnos como un testimonio al mundo. Muchos de los hijos de Dios, como un camaleón, se han adaptado a su entorno de tal manera que ya no son visibles. Este mecanismo de defensa es efectivo para los animales, pero perjudicial para los creyentes y para la obra de Dios. El deseo de encajar y ser aceptado, el temor a la crítica o la persecución, y la tentación de evitar el conflicto a menudo conducen a los que deberían ser los más brillantes testimonios de la gracia y el evangelio a ocultar sus luces del mundo.

DL Moody dijo: "Una vida santa hará la impresión más profunda. Los faros no suenan cuernos, solamente brillan". Si la manera en que vivimos refleja la gloria y la gracia de Dios, no tenemos que hacer declaraciones fuertes de nuestra fe; será evidente. El mejor testimonio es el que viene cuando nuestras vidas y palabras coinciden y estamos glorificando a nuestro Padre Celestial.

Si somos fieles a seguir la Palabra de Dios, hacer lo que es correcto y bueno, y compartimos Su plan de salvación, vamos a tener un impacto en nuestro mundo. Cuando la oscuridad es mayor, incluso pequeñas luces brillan intensamente. No tenemos que ser las luces mas grandes o brillantes que alumbren, meramente fieles. Quite su luz de su escondite y asegúrese de que todos los que ven su vida, conozcan por sus acciones que usted es hijo de Dios.

Principio de hoy para permanecer Arraigados: Dios no puso Su luz dentro de usted para que se oculte de un mundo oscuro y necesitado.