“Y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos”. Filipenses 3:9-11

Pablo tuvo un encuentro con Cristo cuando iba camino a Damasco para perseguir a los cristianos. Pablo estaba plenamente consciente de que Jesús había sido crucificado, y ese día se dio cuenta enteramente de que Jesús estaba vivo. Pablo nunca perdió de vista la verdad de la resurrección. Reconoció lo que significaba tener poder sobre la muerte, que literalmente no había nada que pudiera oponerse a ella. Pablo dedicó su vida a predicarles a otros acerca del de la resurrección del Señor, obrando en el poder de la resurrección.

Pero al escribirle a la iglesia de Filipos, el lugar donde, como nos dice Hechos 16, anteriormente había sido golpeado y encarcelado mientras predicaba el evangelio, Pablo describió el camino para experimentar el poder de la resurrección. Y no es un camino fácil. No podemos conocer el poder de la resurrección sin conocer primero el dolor del sufrimiento y la muerte del yo. Lester Roloff dijo: “Nadie puede resucitar si primero no está muerto”. La razón por la que muchos cristianos no tienen el poder de Dios es que no están dispuestos a morir para experimentar el poder de la resurrección.

El poder de Dios no ha cambiado ni disminuido con el paso de los años. El Espíritu Santo habita en cada creyente. “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (Romanos 8:11). La pregunta no es si hay poder disponible para satisfacer nuestras necesidades, sino si estamos dispuestos a dejar a un lado lo que sea necesario para tenerlo.

Principio del evangelio para ser edificado: El poder de la resurrección de Dios está disponible para todo cristiano que esté dispuesto a morir primero.

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