“Si decimos que tenemos comunión con Él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo Su Hijo nos limpia de todo pecado”.

1 Juan 1:6-7

Una de las verdades más profundas y transformadoras de la vida cristiana es esta: Dios es luz. No se trata solo de una descripción poética, sino de una declaración absoluta sobre el carácter de Dios. En Él no existe sombra, engaño ni pecado. Su luz revela, purifica y guía. Cuando entendemos quién es Dios, también comprendemos el llamado que Él hace a quienes desean vivir en comunión con Él.

Juan confronta una realidad común: decir que tenemos comunión con Dios mientras vivimos en tinieblas. Las tinieblas representan una vida dominada por el pecado, la hipocresía o la falta de arrepentimiento. El pasaje es claro: no se puede vivir de esa manera y, al mismo tiempo, afirmar que caminamos con Dios. La fe verdadera no se demuestra solo con palabras, sino con una vida transformada por la verdad.

Sin embargo, este mensaje no es de condenación, sino de esperanza. Andar en la luz no significa ser perfectos, sino vivir con un corazón sincero delante de Dios. Cuando caminamos en la luz, reconocemos nuestras fallas, permitimos que Dios las exponga y buscamos Su gracia. En ese caminar ocurre algo hermoso: tenemos comunión con otros creyentes y experimentamos la obra continua de la sangre de Jesucristo que nos limpia de todo pecado.

Juan también nos recuerda una verdad que guarda nuestro corazón del orgullo espiritual: todos pecamos. Negarlo es engañarnos a nosotros mismos. Dios no espera perfección, sino honestidad. La confesión de nuestros pecados no debilita nuestra fe; al contrario, la fortalece. Confesar es reconocer nuestra necesidad de Dios y confiar en Su carácter fiel y justo para perdonar y restaurar.

Este pasaje nos invita a vivir una fe transparente, sin máscaras, donde la luz de Dios ilumina cada área de nuestra vida. Una fe así produce libertad, comunión genuina y una relación viva con Dios. Caminar en la luz es un estilo de vida diario, marcado por arrepentimiento, dependencia de Cristo y amor por la verdad.

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Leer: 1 Juan 1–5 y Proverbios 26

¿Cómo nos identificamos con Cristo?