En esta sencilla pero maravillosa historia, Jesús les recuerda a todos los creyentes la verdadera prioridad: la Palabra de Dios. Ambas mujeres en este pasaje aman a Jesús, pero una elige lo mejor. Una se vuelve ansiosa, la otra se satisface. Es un recordatorio sencillo pero útil de lo que debe seguir siendo la prioridad absoluta en la vida de cada cristiano. Si la Palabra permanece en primer lugar, todos los asuntos secundarios tomarán su lugar adecuado.