El pastor Edgar Nazario predicó sobre la demostración suprema del amor de Dios basándose en Romanos 5:6-8. Explicó que cuando aún éramos débiles y pecadores, incapaces de salvarnos a nosotros mismos, Cristo murió por nosotros en el tiempo perfecto establecido por Dios. Este sacrificio fue por los impíos, no por gente buena o justa, mostrando la grandeza del amor de Dios. Es difícil que alguien muera incluso por una persona justa, mucho menos por pecadores. Pero Dios mostró su amor al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando aún éramos sus enemigos. Este amor asombroso debe motivarnos a vivir para Cristo, compartir el evangelio con otros, y tratarlos con la misma gracia que hemos recibido. En resumen, el sermón resaltó el amor extraordinario e incondicional de Dios demostrado en la cruz.