Si bien es cierto que la oscuridad es la ausencia de luz, una vez encendido algo que produzca luz algunas áreas se alumbrarían, pero cuando se enciende algo tan inmenso terminaría inclusive con todo espacio obscuro, Así mismo funciona la palabra de Dios, basta con abrirla y dejar que fluya en el corazón para que alumbre toda la obscuridad de nuestro ser, mente, cuerpo, sentimientos e inclusive voluntad. ¿Cómo podríamos lograr que pase esto? Solo trayendo a la memoria la Palabra de Dios, permitiendo que día con día se haga presente en lo que digo, hago, siento y pienso. Más cuando no la guardo, no la recuerdo, no la pienso, no lo practico y ni tan siquiera lo leo, comenzaré a alejarme, a desviarme, a vivir conforme a mi voluntad, a dudar de sus promesas y me volveré a acomodar a la obscuridad de la que me sacó. Es por ello que debemos de recordar en cada momento las Escrituras, pues en ella esta nuestra confianza por que es segura, debemos de traerlos a nuestra memoria para así estar atentos y listos a alumbrar en la oscuridad de nuestro interior y nuestro exterior, hasta el punto de que esclarezca y alumbre en nuestros corazones y nuestro alrededor. ¿Quisieras ser luz en medio de oscuridad, no sin antes tener luz en ti? Pues indaga, escudriña, memoriza,cree y practica la Palabra.