Hemos llegado a nuestro 25 años de Ministerios Apostólico y toda la gloria y honra siempre será para nuestro buen Dios.
Solo Él y por su gracia hemos permanecido, hemos sido respaldados y bendecidos; por esa razón seguimos haciendo fiesta a Él.
Hoy y siempre podemos decir: ¡Hasta aquí Dios nos ha ayudado!